martes, 26 de mayo de 2009

RESALTAN LABOR POLICÍA COMUNIDAD SOSÚA


Por: Milton Camacho
Lunes 25 de Mayo de 2009

SOSÚA:-Esta comunidad está satisfecha de la labor que contra hechos delictivos y el combate a la delincuencia desarrolla en las calles cada día la dotación de la Policía de este importante municipio de la costa Norte de la República Dominicana.

Para muchos ciudadanos, los hechos vandálicos han disminuido gracias a la lucha contra la delincuencia que realiza la Policía en Sosúa a cuyo mando se encuentra el coronel Raymundo de la Rosa Ogando, asistido por el mayor-periodista, Miguel Antonio Cabrera.

Mientras que otros ciudadanos entienden que el subdirector adjunto de investigaciones criminales en Sosúa, graduado de licenciado en Comunicación Social, mayor Cabrera, realiza una labor encomiable a favor de la población con la detención de antisociales que mantienen en jaque a los residentes en distintos sectores de Sosúa.

Entidades comunitarias, religiosas, empresariales, deportivas, entre otras, aseguran que en esta dirección comandada por los oficiales De la Rosa Ogando y Cabrera, se ha podido detener a los principales narcotraficantes que se han convertido en una amenaza para la población en sentido general.

Ambos oficiales han reiterado en diferentes ocasiones que sin lugar a dudas que en esta gestión policial en Sosúa, “los delincuentes no tienen padrinos”.

Los representantes de la sociedad civil consideran como positiva la forma en que la Policía en este municipio trabaja para combatir el narcotráfico, robos, atracos y crimen organizado.

Amplios sectores de este municipio turístico entienden que la situación de incertidumbre ha cambiado en los últimos días debido a que no hay quejas sobre robos, atracos y otros hechos delictivos.

Des-acuerdos Sobre el pacto Leonel y Miguel.


Yvelisse Prats-Ramírez de Pérez ,

 Listin Diario, sábado 23 de mayo del 2009

Compañeros de mi partido que me aprecian me recomiendan que no opine sobre el tema: “Escribe sobre Benedetti este sábado” me dicen.El consejo de buena fe que trasunta prudencia no ha podido derrotar la terca voz de mis convicciones, el respeto que me debo a mi misma, y la reivindicación de las enseñanzas de Bosch y de Peña Gómez.Ya está.

Lo escribo y lo suscribo. No me gustó el acuerdo. Estoy en des-acuerdo. Tengo motivos valederos para disentir de los que, obsecuentes o equivocados, interesados o confundidos acogen con beneplácito el Acuerdo entre el ciudadano Presidente de la República y el Compañero Miguel Vargas Maldonado.   

En códigos diferentes, en clave perredeísta ideológica y en clave ciudadana, escribo En Plural, pidiendo excusas a los buenos amigos y compañeros que me recomendaron ignorar el acuerdo y entonar en este espacio un réquiem a Benedetti.Como perredeísta, denuncio el Acuerdo como violatorio a las normas estatutarias del PRD, particularmente, el artículo 35, acápites a), e), h) y l). Para recuerdo de algún desmemoriado compañero, sintetizo el sentido de los cuatro artículos: la facultad exclusiva de la Comisión Política de decidir y aprobar cualquier acuerdo, pacto o alianza que involucre al partido, y establecer la estrategia y las tácticas del PRD.

Pienso que el Acuerdo, firmado individualmente, da razón a los que nos juzgan como un “Conglomerado de intereses” más que como un partido unido y coherente.

La vieja, trágica superposición de grupos y jefes a los organismos partidarios retornó con fuerza en encuentros cuasi secretos y en el acuerdo apresurado.

El acuerdo, por ser así de privado, bipersonal, sobrepone lo individual a lo colectivo, y contradice con ello la esencia del Socialismo Democrático, los postulados de la Tesis del Gobierno Compartido de Peña Gómez, el alma y el instinto primario que mueve a los seres humanos a actuar como entes sociales, asumiendo y acatando reglas institucionales. Fortalece este Acuerdo, una visión del poder concentrado, y aleja el horizonte de la democracia participativa que reclaman organismos nacionales internacionales que sin embargo parecen aceptar este “coup de force” de supuestas o reales jefaturas uni-personales.

Ante este Acuerdo sorpresivo, me resulta particularmente doloroso, la exaltación de unos/as, la aceptación callada de otros/as, la ausencia de la conmoción asombrada y el rechazo vibrante de quienes tanto hablan de democracia participativa.

Si significativos sectores de la sociedad civil organizada y el PRD exigían una Asamblea Popular Constituyente donde la soberanía popular formulase la nueva Constitución que nos regirá a todos/as los/las ciudadanos/as, ¿Cómo ahora se acepta, incluso se elogia, que dos personas en solitario, ni siquiera la escasa pero púdica representatividad de los/las legisladores/as, pretendan decidir el destino de la nación?

Este acuerdo, además, encierra en siete puntos, la mayoría de ellos exclusivamente políticos y/o jurídicos, los compromisos contraídos, insuficientes frente a la vastedad de la tragedia social de exclusiones, analfabetismo, marginación, corrupción, hambre y carencia de salud de un país “que no merece el nombre de país, sino de féretro o sepultura” donde se van depositando día a día las posibles esperanzas.

 

¿A quiénes, y cómo, favorece este acuerdo? A corto plazo, al compañero Miguel, a quien exalta como figura política con dimensión nacional, equiparándolo, a costa del achicamiento de su partido, con el liderazgo del Presidente Fernández.

A mediano plazo, y ese fue el caramelo ofrecido, al compañero Hipólito, en la “luz verde” que enciende a sus posibles aspiraciones en 2012; y a largo plazo, al propio Leonel, quien hace, buen aprendiz de Balaguer, una triple jugada: cumple su compromiso de no reelegirse frente a su partido: lo protege de una derrota personal en 2012; y enciende la velita que puede convertirse en hoguera impredecible en la lucha de grupos Miguel ñ Hipólito dentro del PRD.

Todo está debidamente calculado en la estrategia del Dr. Fernández; si el PRD gana en 2012, él, su figura y su ambición de seguir siendo referente obligado en 2016 se mantiene: otro/a peledeísta cargará como Danilo Medina en el 2000, con el fracaso.

Y si el PLD, pese a su mal gobierno, ganara, la imagen de Leonel crecerá, como estadista y líder. O sea, Leonel puede ganar perdiendo, y ganar ganando.

Hay ganadores en el Acuerdo. Pero hay perdedores importantes; la deseada democracia participativa, la institucionalidad y la respetabilidad de los partidos políticos, la capacidad de respuesta vigorosa de los sectores sociales organizados, la conjugación en plural de las acciones y decisiones políticas, y la esperanza que muchos teníamos de ir dejando atrás el caudillismo.

Hay razones válidas para los des-acuerdos frente al Acuerdo. Creo, y disiento de mi querido Toni Raful en esto, que ni Don Juan ni  Peña lo hubiesen firmado. Por lo menos, Peña, quien acudió a consultar con la dirigencia perredeísta, en el local de la Internacional Socialista, antes de firmar el pacto con Balaguer en 1994. ¡Y aun así, Toni, lo engañaron!